Un nuevo capítulo en las relaciones comerciales transatlánticas
En medio de un contexto global marcado por tensiones económicas y reajustes geopolíticos, Reino Unido y Estados Unidos han dado un paso significativo hacia el fortalecimiento de su relación comercial. El pasado 8 de mayo, ambos gobiernos anunciaron el llamado Acuerdo para la Prosperidad Económica, un pacto que contempla la reducción de aranceles clave y la apertura mutua de mercados estratégicos.
¿Qué incluye este nuevo acuerdo?
El acuerdo elimina y reduce tarifas que en años recientes habían tensado las exportaciones británicas e importaciones estadounidenses:
- EE. UU. elimina aranceles del 25% sobre el acero y aluminio británico.
- Los vehículos británicos recibirán un trato preferencial: se reduce el arancel del 27,5% al 10% para hasta 100.000 unidades anuales.
- El Reino Unido, a cambio, eliminará el arancel del 20% sobre el etanol estadounidense (hasta 1.400 millones de litros) y permitirá la importación de hasta 13.000 toneladas métricas de carne de res de EE. UU., cumpliendo con los estándares británicos de calidad y seguridad.
Beneficios económicos y políticos
Según la administración Trump, el pacto representa una oportunidad de exportación estimada en más de 5.000 millones de dólares para los productores estadounidenses, especialmente en sectores como el agrícola, farmacéutico y aeroespacial.
Por su parte, el primer ministro británico, Keir Starmer, celebró el acuerdo como “una decisión estratégica que protegerá empleos en industrias clave y fortalecerá nuestra economía en tiempos inciertos”.
¿Y qué falta por negociar?
Aunque el acuerdo fue recibido con optimismo, algunos sectores en Reino Unido criticaron la falta de avances en temas como el impuesto digital británico, que afecta directamente a grandes empresas tecnológicas estadounidenses como Amazon, Google o Meta.
Aun así, este tratado es un paso importante en la reconstrucción de una relación comercial que busca adaptarse a los retos del siglo XXI, incluyendo la competencia con economías emergentes y la necesidad de alianzas más equilibradas.
Conclusión
Este nuevo acuerdo refleja no solo una necesidad económica, sino también una apuesta política: renovar la confianza bilateral entre dos economías históricamente aliadas. El pacto Reino Unido–EE. UU. puede servir como modelo para futuras negociaciones comerciales globales, y será clave observar cómo evoluciona en los próximos meses.
Fuentes consultadas: