Una advertencia desde dentro
Achim Steiner, director saliente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ha lanzado una severa advertencia sobre las consecuencias globales de los recortes en la ayuda oficial al desarrollo. En sus palabras finales antes de dejar el cargo, Steiner calificó la situación como una crisis silenciosa que está gestándose fuera del foco mediático, pero que podría tener impactos devastadores a corto y mediano plazo.
La reducción drástica del financiamiento por parte de potencias clave como Estados Unidos y Reino Unido está poniendo en jaque a múltiples programas de salud, educación y seguridad alimentaria en regiones vulnerables del mundo.
¿Qué está en riesgo?
Según el PNUD, los efectos del recorte presupuestario ya se sienten en el terreno:
- Colapso de servicios básicos en países que dependen de fondos internacionales para sostener hospitales, escuelas y sistemas de agua potable.
- Rebrote de enfermedades como el VIH, la tuberculosis o la malaria, especialmente en comunidades rurales donde los programas de prevención han sido suspendidos.
- Incremento del extremismo violento, alimentado por el desempleo juvenil, el desplazamiento forzado y la falta de perspectivas sociales.
Steiner afirmó que “estamos debilitando los mecanismos que nos protegen de futuras crisis, mientras el mundo se enfoca en intereses de corto plazo”.
EE. UU. y Reino Unido, entre los que más recortan
Ambos países han reducido significativamente su porcentaje de ayuda oficial al desarrollo. En el caso del Reino Unido, la ayuda ha bajado del 0,7% del PIB al 0,5%, incumpliendo compromisos internacionales adquiridos. En tanto, la administración Trump ha redirigido recursos hacia defensa y control fronterizo, dejando a la cooperación internacional en segundo plano.
Estos recortes no solo afectan directamente a los países receptores, sino que socavan la capacidad de respuesta global ante pandemias, crisis climáticas y desplazamientos masivos.
El costo de mirar hacia otro lado
Expertos del PNUD y otras agencias humanitarias coinciden en que la estabilidad mundial está en riesgo si no se corrige esta tendencia. La ayuda internacional, más allá de su componente moral, es también una inversión estratégica en prevención de conflictos, migración forzada y seguridad global.
Achim Steiner finalizó su mandato con un mensaje contundente:
“La paz y la prosperidad no se construyen con discursos, sino con compromiso, cooperación y recursos.”
Conclusión
En un mundo interconectado, reducir la ayuda humanitaria no es aislarse, es desestabilizar el equilibrio global. La advertencia del PNUD debería ser una llamada urgente a reconsiderar prioridades y reconocer que la solidaridad internacional sigue siendo un pilar clave para la seguridad colectiva.
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