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Protestas con pistolas de agua: la respuesta satírica a la turistificación en Europa

Barcelona, Lisboa y Mallorca alzan la voz… con agua

Las postales turísticas europeas están cambiando. Ya no son solo playas y catedrales. En las últimas semanas, ciudades como Barcelona, Lisboa y Palma de Mallorca han sido escenario de protestas poco convencionales: ciudadanos armados con pistolas de agua que apuntan —literal y simbólicamente— contra el turismo masivo que desborda sus calles.

Este gesto, tan lúdico como crítico, busca denunciar los efectos de la turistificación en la vida cotidiana de los residentes, desde el aumento del precio del alquiler hasta la pérdida de identidad de los barrios históricos.

¿Qué hay detrás del agua?

Lejos de ser una broma veraniega, el uso de pistolas de agua se ha convertido en símbolo de resistencia cívica. Activistas de grupos como Vecinos en Lucha, Ciudades Vivas o SOS Barrios han organizado flashmobs, performances y marchas en las que rocían de forma simbólica a turistas como señal de protesta.

Su mensaje es claro: “No es nada personal, pero el modelo turístico actual nos ahoga”.

Las principales demandas

Los movimientos ciudadanos no se oponen al turismo en sí, sino a su descontrol. Entre sus exigencias se encuentran:

  • Regulación estricta del alquiler turístico a través de plataformas como Airbnb
  • Limitación de cruceros y afluencia diaria de visitantes
  • Planes de sostenibilidad urbana que prioricen a los residentes
  • Diversificación económica más allá del sector turístico

El desafío para los gobiernos locales

Las autoridades municipales se enfrentan a un dilema: equilibrar la vitalidad económica del turismo con el bienestar de la población local. Algunas ciudades ya han comenzado a restringir licencias para pisos turísticos o a limitar el acceso a ciertas zonas históricas.

Sin embargo, los manifestantes argumentan que las medidas actuales son insuficientes y que se requiere una transformación estructural del modelo turístico europeo.

Conclusión

La imagen de una señora mayor disparando agua a un grupo de turistas en las Ramblas puede parecer anecdótica, pero es el reflejo de una crisis urbana en crecimiento. La turistificación ya no es solo una palabra técnica: es una preocupación real que enfrenta a vecinos, gobiernos y visitantes en la disputa por el espacio común.

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